Salmo 19:13-15 Pero, ¿quién repara en sus deslices? Límpiame de los que se me escapan. Guarda a tu siervo también de la soberbia, que nunca me domine. Así seré perfecto y limpio de pecados graves. Ojalá te gusten las palabras de mi boca, esta meditación a solas ante ti, oh Señor, mi Roca y Redentor. Padre eterno, así como dice el salmista, límpiame y que se haga tu voluntad sobre mi vida en el nombre poderoso de Jesús.
Dios conoce nuestro corazón porque él lo ha creado, acércate con humildad, pues aún nosotros no somos conscientes de nuestras fallas, pero si nos acercamos con honestidad, él nos mostrará la forma de liberarnos de lo que nos hace mal.